Las empresas suelen generar fotografía a lo largo de la historia de su existencia. La construcción de la fábrica, la compra y funcionamiento de maquinaria, las instalaciones y modificaciones en las mismas, los actos sociales y eventos empresariales, etc. Toda esta documentación gráfica, que puede o no estar acompañada de documentos textuales, compone una fuente de indudable riqueza, por dar cuenta de la historia de la empresa en imágenes, y se convierte en herramienta del conocimiento y puesta en valor de la Institución.
No obstante, frecuentemente estos materiales fotográficos se encuentran desordenados, incorrectamente almacenados u olvidados en fondos de cajón, a la espera de ser rescatados del olvido y, tras una eficiente gestión, contribuir a la valorización de la empresa.
Hoy día las herramientas de difusión y marketing permiten una gestión de la información útil que busca, sobre todo, ser eficiente en el cumplimiento de su función, que generalmente suele ser realizar algún tipo de comunicación. El poder de la imagen para llevar a cabo estrategias de comunicación no necesita ser explicado. Sin embargo, junto a la creación de imágenes nuevas se antoja muy interesante la puesta en valor de imágenes más antiguas. La memoria, la nostalgia, el recuerdo, las fuentes… son, no solo herramientas, son historia, son documento, son la evidencia de la preocupación por recordar quiénes somos, cómo hemos llegado hasta aquí. Son un homenaje a las personas que hicieron esto realidad con su trabajo, esfuerzo e ilusión.